¿Qué ocurre en el cuerpo cuando llega la muerte de forma natural?
La muerte natural es un proceso complejo y ordenado en el que el cuerpo deja de funcionar como un todo. Aunque el desenlace final puede parecer abrupto, el "apagado" de los sistemas ocurre de manera gradual, comenzando por los órganos vitales más sensibles a la falta de oxígeno. Este proceso se desarrolla en varias etapas, tanto antes como después del fallecimiento.
Para los familiares o acompañantes puede resultar confuso y querer aplacar "el sufrimiento" del ser querido, pero la realidad en la mayoría de ocasiones, es que no hay sufrimiento y quien se está yendo requiere de calma, confort y tranquilidad.
Los últimos suspiros antes de morir, también conocidos como estertor de muerte, se refieren a los cambios en la respiración que ocurren en las últimas horas o minutos de vida. Son sonidos que nos resultan extraños y provocan en quien lo presencia, la necesidad de acallarlos.
Si estamos acompañando este momento, nuestra calma y demostración de cariño a través de suaves caricias o simplemente estar cerquita, nuestras palabras de agradecimiento por el tiempo compartido ayudan a quien se va, a transitar pacíficamente.
A veces, el proceso puede alargarse. Si convives con animales geriátricos habla con tu clínica veterinaria de confianza para conocer qué es lo esperable y cuando pedir su valoración profesional por si puede haber angustia o dolor que requiera de un apoyo paliativo o una ayuda compasiva (eutanasia).
Etapas de la muerte natural
1. Señales: Antes de la muerte, el cuerpo suele mostrar señales de que se está acercando al final de la vida:
- Fatiga extrema: Las personas y animales pierden energía y pasan más tiempo dormidos.
- Disminución del apetito y la sed: El cuerpo deja de demandar nutrientes.
- Cambios en la respiración: La respiración se vuelve superficial e irregular, con pausas más largas entre inhalaciones (apnea).
- Pérdida de la circulación periférica: Las extremidades pueden sentirse frías o pálidas debido a la disminución del flujo sanguíneo.
2. "Apagado" de los sistemas principales: Cuando la muerte está cerca, los sistemas vitales comienzan a apagarse en orden ante la ausencia de oxígeno que deja de llegar a los diferentes órganos comenzado por el sistema circulatorio, sistema respiratorio, sistema nervioso (cerebro), y órganos internos (hígado, riñones y tracto digestivo). Puede haber espasmos musculares, liberación de heces y orina.
Todo esto es normal.
3. Cambios físicos tras la muerte (post-mortem): Tras el fallecimiento el cuerpo pasa por una serie de transformaciones naturales como la bajada progresiva de temperatura corporal, la acumulación de la sangre en las zonas más bajas, el endurecimiento del los músculos (rigor mortis) que se mantiene entre 24 y 48 horas, finalmente la degradación celular (autolisis)
La muerte como parte del ciclo de la vida
Aunque puede generarnos temor o incertidumbre, la muerte es un proceso completamente natural que forma parte de la vida. En la mayoría de los casos de muerte natural, este tránsito ocurre de manera tranquila, reflejando un cierre armonioso.
Para los humanos y animales, la experiencia suele estar marcada por la paz y la desconexión progresiva del entorno.
Morimos porque hemos vivido. Vida y muerte forman parte de un todo.
"La muerte no es lo opuesto a la vida, sino parte de ella."
— Haruki Murakami
Mi primera experiencia de muerte natural
Todos conocemos el proceso del nacimiento pero quizá ignoramos cómo morimos. El proceso de muerte que he vivido de cerca fue el de Amarouk, la imagen que ves, tomada 3 días antes de partir en marzo de 2013.
Cuando comenzó a cumplir años, yo le pedía que por favor no me hiciera tomar la decisión de tener que acudir a una eutanasia, y lo cumplió.
Semanas antes de su partida comenzó a retirarse a su rincón preferido, cada vez más "apagadita", aunque tenía momentos de extraña energía y se salía por el balcón al sol.
En ese tiempo hubo algunos episodios muy breves de insuficiencia respiratoria, hasta que un día, estando con ella sentada en el suelo la sentí más apagada aún, apenas venía comiendo y me miraba con ojitos cansados desde su camita.
Comenzó a respirar de forma muy sonora, como si se ahogara y no pudiera acoger el aire que compartíamos.
Pasó por mi cabeza la idea de ir a urgencias, Amarouk tenía 19 años y llevaba avisando su partida... No era momento de intentar nada, era momento de acompañar.
La acaricié y rompí a llorar, no sé cómo pero supe con total certeza que era una despedida. Nunca había visto morir. Desconocía totalmente el proceso natural de la muerte.
Mi reciente formación como Acompañante en Duelo Animal ha despertado un interés hacia la comprensión, aceptación y consciencia de los momentos previos, durante y tras la muerte. Cómo lo viven nuestros animales y cómo su familia humana puede transitar este proceso con todo el amor y tranquilidad que requiere.
El deterioro progresivo de nuestro cuerpo físico está claro, pero qué pasa con los otros "cuerpos" astral y espiritual (según la filosofía yóguica) ...
Cuando sales de casa, antes de un largo viaje
(te invito a que te pongas cómoda/o y hacer esta visualización que he creado para esta entrada del blog)
Tienes que dejar tu casa, ha llegado el momento de irse. Recorres cada estancia, compruebas que está todo en orden, no tienes que llevarte nada de allí. Vas cerrando las ventanas, bajas las persianas, corres las cortinas. Cierras la llave de paso del agua. Desconectas los electrodomésticos y vas apagando las luces, de una en una, cerrando las puertas después.
Llegas a la puerta de salida, te giras dándole la espalda y respiras hondo, profundo, varias veces hinchando tu pecho. Reteniendo los aromas, te impregnas de ese que ha sido tu hogar. Llegan a tu mente tantas experiencias bonitas que has tenido allí, todos los seres con quienes has compartido tu tiempo. Quizá te emocionas, algunas lágrimas se escurren por tus ojos. Estás feliz, estás tranquila/o, estás en calma. Aún tienes las llaves en tu mano, piensas que realmente no las vas a necesitar.
Estás preparado/a para dejar tu hogar. Dejas las llaves en esa vasija de barro esmaltado que tanto te gusta y donde también vacías tus bolsillos.
Giras hacia la puerta de salida, la abres... El día es luminoso, soleado, cálido como te gusta y atraviesas el umbral cerrando la puerta tras de ti.